Por Kekena Corvalán
La artista argentina presentará en FLAVIA 2013 una obra inédita, que reflexiona sobre tópicos que sabe recorrer: la madurez, el cabello, los estereotipos y la poética de lo inescrutable disfrazado de azar.
Tragaperras, pieza de videoarte dirigida por Dolores May (1:47 min, 2013), material totalmente inédito, es uno de los estrenos que promete la próxima edición del FLAVIA 2013 que tendrá lugar en el CCBorges este 19 de abril.
En ella, una palanca accionada dispara combinaciones que casi resultan un límite entre la aceptación de la vejez o el azar salvador. Vuelve así a un tópico en el sistema de obra de esta artista que la conecta con la reflexión crítica (en clave de humorada) sobre el tema de la mujer, los cánones de apariencia en la etapa de madurez y sobre todo, la relación con el propio cuerpo, contradictoria y conflictiva, como ya ha reflexionado creativamente con su instalación "Pájaros en la Cabeza", que realizara en 2012 en La Habana.
En esta nueva obra aparece un elemento muy interesante que conecta con lo arbitrario o lo necesario de ciertas cosméticas: el azar, o el presunto azar de una máquina tragamonedas, que en la versión de Dolores retoma su nombre español, Tragaperras, connotando además la cuestión de la mujer madura que deja de ser una "perra", dentro del estereotipo circulante, y que puede resultar "tragada" si no recibe el baño de Koleston necesario para tapar sus canas y disimular su edad.
por Damián Masotta, Noviembre 2008
Proponer hacer arte con temática erótica es una redundancia. Eros es el impulso vital humano y el hecho artístico está absolutamente traspasado por esa realidad. Establecer como meta decir algo sobre el campo místico-espiritual del hombre pareciera también estar en relación directa con las redes de sentido que el arte sabe tender. Investigar las relaciones posibles, los cruces, los antagonismos históricos de las miradas, los puntos en común, y encontrar nuevos pliegues de realidad entre nuestro eros y la dimensión mística del hombre, es una tarea llena de dificultades reales. Conceptos tales como alma y cuerpo, bueno y malo, cielo y tierra, sexo y espíritu, sano y enfermo, hombre y mujer, gay o heterosexual, Dios y hombre, son todos limitadores culturales de nuestra percepción, de nuestra mirada del cosmos, del ser humano y de nosotros mismos como sujetos. Pero sin embargo en ellos nos movemos, somos y existimos: la palabra nos sujeta a un mundo.
EROTICAMISTICA plantea un desafío que está en relación con pensar al artista como alguien que tiene qué decir sobre los núcleos existenciales humanos, se ha invitado a doce artistas plásticos a hacer poesía, a decir lo suyo. Como en otras épocas aquí hay un tema a trabajar, se les ha pedido que hagan obra temática, poetizar dentro de un campo de pensamiento y sentir, auscultarse e investigar como parte del proceso artístico ha sido parte del camino de creación. Siempre lo es.
Hay líneas de acción en esta propuesta que presentamos hoy: si los artistas visuales tradicionalmente se caracterizan por realizar un trabajo de tipo mental donde involucran su cuerpo en la medida de lo necesario a la hora de hacer la obra, aquí en muchos casos los cuerpos fueron incluídos de manera mucho más fuerte. Hay en todas las obras algo en común: una fuerza primitiva, natural, casi salvaje y a veces brutal. Espacios sugestivos de color, de selva, rincones llenos de adrenalina o de lugares explícitos para estar y sentirnos. Son ámbitos, son climas que nos sumergen en estados, nos remiten racional e irracionalmente a redes de sentidos que oscilan entre muchos puntos.
Increíblemente van apareciendo respuestas que podemos interpretar, como los ciegos de León Ferrari que leen la biblia sin saber lo que tocan estamos acercándonos a la piel pasando por estados de iluminación, y llegamos a ellos porque los pelos se nos erizan, porque hay agua y jugos que nos chorrean, así la obra de Dolores May destila violentamente su rojo sangre entre el agua que en rito privado/sagrado la purifica. Se van encendiendo velas y también nuestros sentidos. Nuestra piel como en la obra del latir primordial, centrípeto y potente de Juan Batalla , también late.
Existen múltiples puntas, quizás sólo intuidas por los artistas pero que en el montaje común se arman como un mecano simbólico-mágico que impone un "estar" determinado. La fuerza vital del eros en el gran Príapo de Marcelo Bordese parece eyacularnos a todos con las flores del bien y del mal, del hombre y la mujer, de sanos y enfermos. El mundo de lo erótico y el mundo espiritual o místico en ninguna de las obras se presenta como un espacio de tranquilidad tántrica o de éxtasis paralizante. La Fiesta del mosquito de Duilio Pierri, donde los personajes están aislados en su orgía absoluta y no nos han mandado invitación, pero con quienes nos podemos convertir en mirones que disfrutan queriendo estar ahí pero no estando, es una prueba. La sutileza de la eroticidad y el mundo mágico femenino está en las muñecas de sanación de Anabel Vanoni que nos perturban con su mirada buscadora, nos invitan, no nos dejan pasar sin relacionarnos con ellas, son sirenas de salud que tienen fuerza de atracción, somos curados si somos mirados, siempre somos sanados si somos tocados. Como ese gauchito Gil de Emilio Reato que ofrece su corazón a la virgen cristiana que estática da la espalda al campo de muertos, la pareja que pareciera caminar hacia la vida es tímida, silenciosa como de gente del interior, su eros es mas pétreo, se lo intuye de pampa y cielo, pocas palabras y acciones que se sienten. No hay posibilidades de no participar, el eros y el espíritu son así: exigen que nos metamos, exigen que nos dejemos tomar.
La fiesta continúa con los paisajes para echarse, meditar o hacer el amor. Maggie De Koenisgberg creó un campo sensual para embarazarnos, es imposible no preñarse allí, es el campo de la fecundidad, contemplar el cielo echados en su selva es enroscarse también en una lucha a muerte –el sexo y la vida son así- con las fuerzas desconocidas de lo misterioso. La biblia y el marqués de Sade se entrecruzan como piernas de amantes en la propuesta de Dany Barreto: antagonistas o amigos, puntas de un mismo hilo existencial, mas allá de una y de otra obra literaria se han creado estereotipos históricos, moldes que dicen que la una representa cierta moral y el otro habla de otras. El asunto es seguramente más complejo y profundo y la realidad está más cerca de esa lectura intercalada que el artista sostiene en sus cajas acrílicas a modo de un viejo códice guardado con dedicación. En las piezas de Ignacio Sosa somos observadores de un recorrido de placer, a fuerza de pinceladas bien puestas donde la modelo gime, se retuerce y finalmente es tomada por la luz, inevitablemente la luz que une pintura, erótica y mística. Miguel Ronsino arranca desde abajo con un clima, irrumpe en explosiones atómicas de color, la poeta y la mística se encuentra con su amado ¿el buscado o el buscador?, no lo sabemos. Es posible que no importe la respuesta porque ya estamos metidos en su éxtasis, el remolino nos ha atrapado, el color se hace jugo de amor. Es la ley del eros, es la regla de la búsqueda mística: si entrás, participás, si no lo hacés, nunca vas a entender. Si caben dudas de la eroticidad espiritual de la pintura, Miguel se expone haciéndola en la pantalla, junto a su obra. Son ventanas, son capas de realidades que nos linkean a diferentes sitios. David Bowie y su androginia, el mundo digital, están ahí porque Ana Montecucco deliró su espiritualidad y están los que se exponen a ser mirados después de transfigurarse/montarse, son cientos, son miles, son ellas, son ellos, son ellas, todos son David Bowie hombre-mujer que viene a seducir y salvar. La música se siente sin escuchar, los sordos también pueden vibrar, los ciegos pueden ver, los rengos caminar y los impotentes vuelven a hacer el amor.
Hay otros invitados a la fiesta que también hablan desde las paredes, varios poetas contemporáneos y la cita de una mística hindú. Es una muestra de poesía, los artistas visuales son poetas y los poetas que escriben nos alimentan con imágenes abiertas, nos ayudan a dialogar entrelazando estados, tejiendo conexiones, atravesando las mentes. Son otras obras entremezcladas entre las pinturas, las fotos y las instalaciones, sin literalismos o intentos de relacionamiento directo con ninguna de ellas. Como toda obra artística, intentan decirnos, llevarnos de viaje, pasearnos por la piel y los sentidos, movilizar nuestra mente y quizás, hacernos alcanzar el goce.
Informe de prensa Galería Massota Torres por Damián Masotta
Diciembre
2007 - enero 2008.
INSTALL.EXE es una muestra de seis artistas que durante cuatro jornadas trabajaron hasta terminar 'instalando' sus propuestas estéticas en las paredes, en los pisos y en los techos de la galería masottatorres.
La línea que no termina lo recorre todo, se cruza con otras líneas, está en el espacio aéreo, en el plano y en el virtual, la línea une y arma este sitio.
Seis propuestas que surgieron independientes se componen en un producto final hecho en red, de esa manera se hacen parte y construyen un todo completamente nuevo. Podría haber sido una exposición de instalaciones aisladas pero no lo es: aparece un espacio nuevo, bajo tierra surge la reflexión sobre la casa, sobre lo interior y su relación con lo externo, sobre la captura de la imagen y sobre las energías masculinas y femeninas entrelazándose y germinando.
Dormir abrazado a una almohada como una forma de sustituir el cuerpo que no está, es para mí la mejor forma de liberación o resistencia a un espacio opresivo. Durante la calma del sueño, ese mismo cuerpo se libera y vuelve a donde mas le gustaría estar. (May)
Los artistas siempre hacen preguntas, plantean incógnitas, parecen haber sido hechos "como los niños- para preguntar, quizás porque intuyen que en la pregunta permanente está la sabiduría. Ubicados en el mundo que les toca, ellos dicen lo que les aparece, teniendo como herramienta básica la metáfora. La pregunta del arte es la pregunta del hombre: ¿qué hago aquí? Y los artistas dan sin saberlo algunas respuestas, es una pretensión exorbitante, pero ellos están para eso.
Investigación es una de las palabras aplicadas hoy al arte, palabra antes más en relación con ámbitos científicos o académicos de otras áreas. Hoy, como siempre lo ha sido, el artista es a todas luces un investigador, un proyectista, un científico del poema. Es por eso que plantear obras que son proyectos investigativos es arte, es mostrar un proceso de observación, de ciertas comprobaciones y ninguna respuesta cerrada como final "el arte se guarda siempre las respuestas por naturaleza-.
Ubicarse en un sótano de San Telmo para instalar seis propuestas es armar un laboratorio de pensamiento artístico que, entrecruzando intuiciones y preproyectos, elabora nuevas preguntas, creando climas, adaptando lo subterráneo como espacio.
Las propuestas de Fernández, Gagliardi, Harymbat, Laratro, May y Montecucco son diferentes en su génesis pero han sido trabajadas por ellos considerando las conexiones posibles entre sus obras y buscando de entrada puntos o nodos de cruce entre sí. Todas tienen el elemento formal de la línea en común, que guía, que lleva, trae, muestra y sugiere. Intervenidas las paredes debajo de la tierra con cintas adhesivas explotan en una búsqueda de la modificación y la ola de Hokusai reciclada por Montecucco aparece desde la mancha contaminante atravesando la cabellera monstruosa que nos impone la feminidad de la obra de Laratro en su recuperación del oficio de cortar, bordar y coser. ésta viene de la mano del símbolo del pelo suelto, largo, entrelazado. "Nosotros somos esto" parece decir la artista y su catarata de mujer gigante aparece frente a la sutileza de las camas y los permanentes durmientes en loop de May. Dormir es morir, morir es dormir, soñar es morir un rato, la vida es sueño y los sueños nadie sabe qué son. Ambas hablan de lo que sólo las mujeres saben bien, interioridad, calor, ternura, vigor, lucha, misterios de fabricadoras de vida. Dolores investiga sensaciones, hombres que duermen en almohadas que refieren a pechos de mujeres que no están, se los ve felices, como niños, ellos duermen, ellas no están, sólo sus sombras, sólo sus transferencias. Makarena Gagliardi se presenta en lo subterráneo de lo subterráneo, elige la cueva "un sitio virgen del edificio- para llevarnos a lo cavernoso. Usa instantáneas tomadas, habiéndose dejado elegir por ellas. Todo es en su obra un laberinto de referencias que vuelven sobre sí mismas en diferentes formatos. En la escalera y por las dudas, si alguien pensaba que ver arte es dejar de pensar, la subida no nos deja ir sin hacerlo, un texto de Baudrillard nos confirma que la estética siempre ha sido una rama de la filosofía.
La obra de los artistas varones, Harymbat y Fernández se impone de una manera complementaria, el primero instala el afuera donde trabaja comúnmente en sus murales de calle, en una pared de un sótano. Extrapola la estética callejera y en la tradición de artistas graffiteros, muralistas de brocha rápida y de denuncia plástica, pone en un contexto de galería su impronta. Gualicho hace calle en la pared de MASOTTATORRES, ese es su aporte, poner su trabajo allí es integración del adentro y del afuera, es sentir el arte como un solo animal vivo. Como Basquiat se entrenó en el vértigo del smog y el ruido y puede competir donde sea. El afuera es fruto del adentro y viceversa. Su medio es la línea, sus recursos son simples, rápidos, la obra se realiza con velocidad en el tiempo que permite el cambio entre muestra y muestra en la galería. Juan Pablo Fernández también cambia de contexto ciertos elementos e instala otra mirada de lo que a diario usamos: pasamanos de colectivos convertidos en lugares delimitantes, la búsqueda de lo estéticamente bello en la producción industrial lo atrae a realizar sus construcciones colocadas, que parecen haber sido instaladas por una máquina, son puestas y marcan territorio. Otra vez el interior, ésta vez delimitado con los elementos industriales del interior de un ómnibus urbano.
Cuando instalamos un programa en una PC cualquiera hay siempre otro programa de instalación: INSTALL.EXE, antes que nada debe estar presente, es un medio y no un fin. Instrumento de la reflexión, de la expresión de mundos, de la vida que se manifiesta también el arte funciona así. Instalar una obra es instalar preguntas, intervenir espacios es intervenir la mente.
por Lic. María Elena Babino
Ministerio de Educación, Gabinete de Estampas
No cabe duda de que el arte contemporáneo el tema del cuerpo constituye una preocupacón recurrente en muchos artistas. Las ciencias sociales, la filosofía y la creación artística han abierto múltiples vías de reflexión e interpretacón con relación al tema. En el caso de las obras de arte la anatomía o las referencias al cuerpo presentan ciertos trazos que se reiteran; fragmentaciones, fetichizacón de sus partes, recortes, deformaciones o sustituciones que frecuentemente nos remiten a lo ambiguo, lo bizarro, lo inquietante. Se trata de la representacón de una nueva realidad que se le presenta al artista, muchas veces provocadora y compleja. Dolores May inscribe su obra en este contexto.
En "Superficie íntima", de la "Serie de los Portasenos", la artista juega con la estrategia de las apariencias: la anatomía no está pero se implica, el contenido queda sugerido en su continente. Con ironía, Dolores May, en una suerte de parodia de lo femenino, nos propone reflexionar sobre los supuestos enquistados en una sociedad estandarizada bajo el designio de una mirada dominante y, al mismo tiempo, la anestesia de un consumismo avasallador. Porque, muchas veces, como lo formula Baudrillard, la femeneidad no es más que los signos que los hombres le atribuyen.
En estas tierras, la falsa calma anuncia, como en otras, la tormenta. Pero en estas tierras, y en estas celdas, esa tormenta es la libertad. En esta falsa calma que es el encierro, la calma es tanto espacio como tiempo, es antesala y preparación. Pero esta calma no es un estado permanente, un estado de reposo como ese de la física que no puede ser modificado sino por fuerzas exógenas. Este encierro es un estado de calma y no de reposo porque anuncia aquello que el reposo no puede anunciar - su propio rol en un cambio por venir. Como el pasado, entonces, la falsa calma es prólogo.
El café no hace sino dibujar en lo profundo aquello que ya estaba escrito en el reverso de las cosas. Lo que parecería indicar que la escritura precede al dibujo en una guerra de las formas en la que la primera saldría victoriosa. Pero esta idea en realidad no opone el lenguaje a lo visual sino que refiere más bien a un silencio primordial,a a un silencio que es tan distinto al silencio a secas como la falsa calma lo es a la calma a secas. Ocurre que el futuro, tanto el manifestado en el café como aquel que es aún un enigma, habita el presente en la forma de anunciación, de posibilidad. Y esa forma en la que el futuro se anuncia en el presente es tanto imagen como palabra. Pero así como el futuro ya habita el presente, éste, a su vez, habitará el futuro en la forma de pasado, como pasado que fue, en su tiempo, presente fecundo. El café- una vez en el cuerpo, o en la mente- y el sueño, son las formas en las que, sobre todo en la noche, el mundo se ocupa de mantener activo ese silencio primordial de lo por venir. Los sueños, en tanto, ¿son recuerdo o premonición? Las almohadas, es cierto, recuperan lo perdido y a la vez manifiestan la angustia de una espera. Pero muchos se preguntan si el sueño es idealización de lo dejado atrás o proyección de lo deseado por venir. ¿Es ésta una dicotomía legítima? ¿No será que son- tanto los sueños como el café, la falsa calma y el silencio primordial- formas ejemplares de ese permanente encierro entre el pasado y el futuro que es el presente? Por eso es que tanto el presente, encerrado en el tiempo, como el prisionero, encerrado en el espacio, nos atrapan y nos movilizan- una paradoja en apariencia nada más- porque el encerrado no es un encerrado, sino el encierro mismo.
Esta última idea es, alguien lo habrá notado, no una cita sino un secuestro. b Lo que me lleva nuevamente al encierro, a sus sueños y a aquellas formas que dan al futuro un lugar en el presente. En particular, me quiero referir al sueño del más temerario de los soñadores, a aquel que, en su encierro, se propone dar vida a sus sueños no a través de un actuar sobre lo real- algo que nos está muchas veces vedado, tanto a libres como a prisioneros- sino a través de un metódico soñar. En un extraño caso referido por Borges, el propósito que guiaba al soñador "no era imposible, aunque sí sobrenatural. Quería soñar un hombre: quería soñarlo con integridad minuciosa e imponerlo a la realidad." Pero el proyecto, en un comienzo, falló. El soñador soñó una multitud, pasiva, expectante, y de todos los soñados seleccionó uno. Pero ese uno, nacido ya autónomo- ese fue el error- progresó y abandonó al soñador. Este comprendió, entonces, que debía comenzar de nuevo, esta vez soñando las partes del todo una por una, añadiéndolas lentamente hasta hacerlas conformar una unidad que, esta vez sí, siendo el todo la creación del soñador y no una propiedad original de lo soñado, podría ser impuesta a la realidad a voluntad del soñador. Las partes por las que empezar, aquí, en el encierro del sur, fueron siempre dos. Y esas partes, que casi nunca llegaron a ser todo, quizás sí lograron, aunque quizás sólo en las formas y en los sueños, hablar y actuar por él.
Panorama del grabado argentino contemporáneo
por Pilar Altilio
4 al 22 de octubre, Villa Victoria, Mar del Plata 2002.
Curar una muestra de estas características implica necesariamente haber visto una serie amplia extendida en un tiempo de casi veinte años. Una serie de desarrollos y logros, de ideas puestas en marcha por artistas a partir de encuentros con otros pares y con técnicas que pusieron lentamente al grabado en el plano de la gráfica experimental, sacándolo de un encuadre técnico demasiado severo. Si bien esta constatación puede apoyarse en nombres y fechas y abarcar el territorio nacional como el internacional, no es menos cierto que sigue existiendo una dura -y en ocasiones, estéril- discusión acerca del valor que estas aportaciones han permitido. A lo probado de esos desarrollos técnicos dogmáticos nadie les contesta que no sirven sino mejor, que el artista elige usar los métodos con una libertad creativa esperable. Libertad que no tiene nada de nuevo y que en vez de cerrar la brecha le ha permitido al grabado una valoración renovada, que incluso lo saca de los límites colocándolo en el mismo plano que hoy tienen la fotografía, el video o las instalaciones, donde no importan tanto los medios sino la forma en que están siendo usados para tales fines.
Un historiador contemporáneo, Eric Hobsbawm afirma en un ensayo crítico que, a pesar de que el arte contemporáneo no es multitudinario en el mismo sentido que lo son la TV o el cine, "despierta curiosidad". Es decir, coloca al espectador frente a una situación lúdica en donde su papel pasivo lo dejaría fuera de la captación del sentido. Así, curiosamente, aquello que mueve al desconcierto o la crítica es más deseable que lo evidente, lo que opera fuera de la esfera que define al arte como una emoción "capaz de sacarte del mundo".
Todas las poéticas elegidas acuerdan en algo y lo evidencian. Se trata de un proceso de búsqueda y encuentro, emparentado necesariamente con la vida de cada artista, haciendo de esta sustancia una sola cosa. La obra de Zulema Maza, quien toma como punto de reflexión la cautiva y la paloma como símbolos de una femineidad que absorbe los conceptos de sometimiento, de "erotismo difuso", en un despliegue que no limita al plano de técnicas mixtas donde dos imágenes se conjugan en correspondencia del gesto, sino que expande al territorio del piso en un círculo donde permanecen cautivas a la mirada. El simulacro de un ámbito femenino que propone Dolores May con su instalación de corpiños, rescatados del olvido a partir de gofrados níveos que hablan de las huellas íntimas de sus dueñas, aludidas ellas a partir de una fotografía tipo carnet como único reconocimiento. La escritura ilegible de Cecilia Aguero que se refuerza en la manualidad de la costura en un gesto de autorreconosimiento constructivo o, por el contrario, en un sistema de partes que se asocian en su diversidad. La huella que el tiempo deja en el cuerpo, en la propuesta de Patricia Salas, marcas propias y adquiridas que hacen un inventario incompleto pero amplio, una clasificación que toma la herida como signo de vitalidad, una impresión que perdura a pesar del corte. La unión de profesión y actividad creativa en Fernanda Cordero, de alusión directa pero poetizada de realidades físicas, de funcionamiento y manipulaciones, que implican una reflexión sobre el cuerpo y sus posibles tratamientos. Las cargas que llevamos en distintos contenedores, aunque Leonor Fittipaldi elija la carretilla como ejemplo, la posibilidad de vaciar y llenar, de volver expresivo un gesto simple en un desarrollo que involucra lúdicamente al espectador en tres planos posibles. El juego sencillo pero cargado de posibilidades que atrajo a Andrea Moccio a usar un registro constante y renovable como son las guías telefónicas, en un sistema que las involucra de un modo "incorrecto" transformándolas en curiosos -y bellos- nuevos sistemas. El cambio de uso que también propone Laura Spivak para un personaje legendario como el Trauco en la cultura de la isla de Chiloé, trastocando su evocación en un riguroso sistema desplegado en formas geométricas directamente sobre el piso. Y finalmente, la recuperación de la memoria de su infancia, que induce a Claudio Roncoli a usar el juguete en capas de varios registros: digital y manual, para recrear el juego que los involucra en su presente.
Búsquedas propias, sistemas similares y no tanto, que vuelven contemporáneo el ancestral sistema de original y copia.
por Mauro Lococo
Entrar. La ceguera como bienvenida a la exposición. El blanco como tensión que dirige al espectador a su gravedad. Desde esa luminosidad aséptica e infernal las Instrucciones de Patricia Salas y Dolores May advienen cuando nos hemos adaptado a la desolación. Se trata de un gesto de amor, son instrucciones para protegernos: para saber, para atenuar, para remendar.
En Instrucciones para deshojar una margarita encontramos distintas variaciones gramaticales a partir de unos pocos elementos "margaritas, lágrimas, paños, palabras", organizados en torno a dos ejes: la letanía y el suspenso. El efecto dramático y narcótico de la repetición "me quiere no me quiere" y lo irresoluble en las flores mutiladas, ¿cuando se detiene el canto? Deshojar hasta el convencimiento o el cansancio.
Seguir. En las instrucciones de Dolores May no hay tranquilidad. Torsos femeninos de yeso en tensión con indicaciones preventivas. En el regazo materno descansa la instrucción, un lugar seguro, que, simultáneamente anuncia el peligro cuando nos invita a permanecer. Descanse en la instrucción para mantenerse a salvo de lo que ella le advierte: accidentes, daños, pérdidas. ¿Salir?
por Dolores May
"La belleza de la mujer, cuando es madre,
corresponde a esa maternidad a la cual sirve;
y cuando es anciana,
al recuerdo de lo que en ella hubo "
Rainer Maria Rilke
Sin duda mi obra tiene a la figura de la madre como punto central. Buscando entre los símbolos, estos presentan ante este tema, una gran ambivalencia: Madre como imagen de la naturaleza, e inversamente, la Madre Terrible como sentido y figura de la muerte. Por esta causa según la enseñanza hermética, "regresar a la madre", significa morir.
He decidido llamar a esta serie cáscaras, a las que defino como cortezas o envolturas duras que protegen algo. Tomo como referencia al cuerpo femenino que contiene, que crea, que guarda, pero tambien me refiero a ese cuerpo posmoderno, ya confundido con el vacio, como cáscara inhabitada, conectada a un circuito tecnológico que enchufa y alimenta su destino, su sentido y su vitalidad.
El cuerpo de la mujer, la cáscara, hace las veces de máscara para el hijo. Nuestro cuerpo, se transforma para dar lugar a otro ser, pero sin dejar de ser lo que somos. Este juego de cáscaras y máscaras representan el misterio de la maternidad.